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El eterno tirano


Murió a los 90 años de edad el líder del comunismo en América Latina

Muchos creían que era otro rumor; algunos no despertaron esa noche al recibir el mensaje de algún amigo o familiar; otros recibieron con un gran impacto la noticia. La confusión invadió esa noche a La Habana. Fidel Castro murió y su hermano Raúl lo informó con la voz entrecortada y el usual traje verde oliva que durante cinco décadas ha sido un símbolo para los líderes revolucionarios de Cuba. ¿El castrismo logrará sobrevivir? es una de las tantas incógnitas. 

Los cubanos, adeptos o detractores, habían esperado con cierto temor la muerte de Fidel Castro. Con silenciosa desesperación están intentado asimilar que el “Comandante” ya no está oficialmente, aunque en el año 2008 le cedió por completo las funciones de jefe de Estado a su hermano Raúl Castro, quien ya ha advertido dejará el poder en el 2018 y aún no hay un claro sucesor. La muerte de Fidel le da una bofetada al régimen castro-comunista; lo ha agarrado sin ideas claras e inconsciente de lo que significaría llevar al “líder supremo” de la Revolución a su última morada en el cementerio de San Ifigenia de la ciudad de Santiago. 

Cuba ya no tiene a su eterno tirano, pero aún se mantiene la tiranía con el mismo sistema y sin ningún signo claro de querer cambiar esa postura radical que ha hecho casi que normal la pobreza, la destrucción de la economía y las constantes violaciones de los Derechos Humanos que sufren los ciudadanos, los cuales, por cierto, están siendo en su gran mayoría obligados a asistir a la Plaza de la Revolución para rendirle honores a un hombre que no se inmutó cuando ordenó enviar al paredón a sus enemigos o incluso amigos que por una simple crítica fueron desterrados, encarcelados o cruelmente asesinados.

Fidel Castro representa una época sangrienta, lamentable para Cuba y gran parte de América Latina. Él financió grupos insurgentes, apostó por una guerra nuclear y no le importó ver a su pueblo morir de hambre durante el terrible “Período especial”. Una vez más se demostró que Fidel no era un mesías ni mucho menos un salvador, la historia y el presente lo catapultan como un fabricante de miseria y lo peor que le ha ocurrido a Cuba.



Carlos Guerrero / @SrVenezolano.

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