La gran Toma de Venezuela impactó al mundo entero, basta con leer la prensa internacional, ver sus noticieros, escuchar sus radios y analizar artículo por artículo de los más brillantes “opinadores”: Venezuela decidió cambiar y ese cambio debe llegar lo más rápido posible antes de que la misma sociedad termine por desbordar a los tiempos políticos y quién sabe a dónde se encamine este país que necesita una bomba de oxigeno, que a juicio de la mayoría, son las urnas electorales.
Maripili Hernández, ex ministra de la Juventud durante el gobierno de Chávez, dijo que “si el pueblo nos quiere cambiar, debemos aceptar”, así como aseguró que “suspender el Referéndum Revocatorio fue un error”; en las propias filas del partido gobernante las pugnas por una profunda reflexión son grandes, pero los más altos jerarcas se oponen a cualquier salida del poder, ahora, después de 17 años le temen al voto y están dispuestos a suspender cualquier tipo de elección para mantenerse en la cúspide de un gobierno sin apoyo popular, deslegitimado por la mayoría por romper el orden constitucional y “derogar” la Carta Magna.
Venezuela ha decidido a cambiar y ninguna bayoneta, ni sentencia “judicial” alguna, podrá hundir las esperanzas de millones de hombres y mujeres que quieren un mejor país, un mejor futuro para sus hijos y que no ven, actualmente, a un gobierno que les brinde esa seguridad. Nicolás Maduro, por el bien de todos y de su propio partido, debería darle paso a un cambio constitucional.
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