Para el Chavismo, o lo poco que queda de eso que algún día se llamó “la ideología de América”, la Constitución es un libro cualquiera, a pesar de que Chávez fue su máximo impulsor y muchos de los que hoy “gobiernan” Venezuela le apoyaron, porque cada día violentan la carta magna sin importarles, inclusive, pasar por encima de la voz del pueblo que pide a gritos un Referéndum Revocatorio para revocar sin piedad a Nicolás Maduro.
Obedecer la Constitución es el deber de todos los ciudadanos y de todos los poderes del Estado, pero desde que la crisis económica creció más de lo anunciado, los ciudadanos se fueron dando cuenta que todo lo que ocurría y continúa padeciendo el país es culpa de una cúpula plutócrata que ha perseguido, encarcelado, manipulado y atacado física y verbalmente a todo el que se le planta de frente y les diga que deben encarrillarse en el marco de la máxima carta nacional para poder coexistir en una sociedad pacífica y sin anarquías, pero el régimen se empeña en escupir la Constitución.
Ante la crisis que vive Venezuela, la sociedad civil, los partidos políticos, la iglesia, las ONG y todo aquel que desee que el país cambie su rumbo, debe organizarse, salir a las calles con la Constitución en mano y exigir su respeto, debe enfrentarse en cada trinchera con ideas y propuestas para recuperar la nación. No puede Venezuela terminar pareciéndose al Chavismo. Hay que obedecer a la Constitución, ciudadanos, hay que devolverle a Venezuela su futuro y combatir por el presente.
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