Foto: Animal Político
El lunes 26 de septiembre se firmó el acuerdo que pondría fin al conflicto armado entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC que dejó a más de 200 mil muertos. El acuerdo que se construyó durante casi 4 años contempla el abandono de las armas de las FARC y su incorporación a la vida política de Colombia, pero las FARC no abandonará ni sus ideales ni sus causas ni sus luchas, simplemente ahora su lucha será por la vía democrática y pacífica. Es algo que debemos reconocerles.
El proceso que atraviesa Colombia es, sin duda, unos de los más complejos de los que se han vivido en la región en muchos años. La desarticulación de la guerrilla más importante del país y una de las más longevas del mundo no es tarea fácil y mucho menos lo es tratar de incorporar a esta guerrilla a la vida política de Colombia. Por si fuera poco, éstas no serán las tareas más difíciles de los que promueven este acuerdo por la paz, la principal será lograr la aceptación por parte del pueblo colombiano y para ello deberán convencer a los ciudadanos de que deben dejar atrás los resentimientos que han estado presente durante tantos años de guerra.
Darle el SÍ a la paz y al acuerdo firmado por el presidente colombiano y por el líder de las FARC no significa dejar atrás a los cientos de miles de muertos, los miles de desaparecidos y las demás afectaciones provocadas por esta guerra, sin embargo, significa que todos los muertos y los desaparecidos no fueron en vano y sobre todo significa evitar que esta guerra absurda cobre más vidas.
Alan Bañaga / @Alan_b96.
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