Kim Jong-Un, actual presidente de Corea del Norte, mantiene constantes amenazas contra todo aquel que se le oponga
A Kim Jong-Un no le es suficiente lanzar a su tío a una jauría de perros hambrientos, ni mucho menos le importa asesinar a sus embajadores en otros países con un lanza-llamas, pues él es el hombre más poderoso de Corea del Norte y el que tiene a la seguridad interna de Estados Unidos en vigilancia día y noche. No le interesa tampoco hacer pruebas nucleares que causan sismos en su propio país y en las fronteras, ya que su único objetivo es demostrar que la nación liderada desde 1948 por su familia es una potencia militar de alta calidad, que incluso, puede hacer volar a Washington D.C o Seúl por los cielos.
El 9 de septiembre, Corea del Norte realizó su quinta prueba nuclear (la segunda en el 2016) en Punggye-in, cuya magnitud ocasionó un terremoto de 5,3 grados, cosa que molestó muchísimo a su archienemigo Corea del Sur y logró que la presidenta de este país, Park Geun-Hye, convocara una reunión de emergencia entre su gabinete. Además, el gobierno de los Estados Unidos, así como el de China, deploraron la actividad y pidieron al hermético régimen norcoreano que respetara la resolución de Naciones Unidos sobre la no proliferación de armas nucleares, llamado que fue tomado con burla por el país comunista.
Kim Jong-Un es una amenaza para el mundo y lo ha demostrado; él y su camarilla amenaza sin pudor de crear una guerra nuclear y no le interesa que sus conciudadanos, los cuales han vivido intensas hambrunas, mueran por ataques enemigos. Hoy el mundo observa con mucha atención cuál es la respuesta de las potencias dominantes y cuál es la ofensiva de Corea del Norte, que en otras oportunidades, ha declarado su intención de destruir a Corea del Sur y hacer “arder” al mundo.
El Consejo de Seguridad de la ONU debe evaluar con inteligencia los pasos a tomar más allá de las sanciones que no perjudican al régimen directamente, sino que causa más sufrimiento a los ciudadanos que llevan en su espalda el poder colosal de la dictadura comunista de Kim Jong-Un. Tanto China como Rusia y Estados Unidos deben entender la necesidad ineludible de detener cualquier intensión que busque terminar de desestabilizar el mundo.
Carlos Guerrero / @SrVenezolano.
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