El sábado 9 de julio se cumplieron cinco años desde que Derek Jeter conectara su hit 3.000 y se lograra consagrar como uno de los pocos peloteros que los han alcanzado.
Para todo fanático del béisbol, este es un hecho que emociona y apasiona, pues no será olvidado nunca. Tal hazaña terminó siendo la cereza del pastel para el gran beisbolista que fue el Capitán América, como ha sido conocido.
Un pelotero completo en todos los aspectos: un excelente bate, cuando el equipo lo necesitaba siempre estuvo allí empujando al grupo; un estupendo guante, tenía una defensa envidiable, eran muy pocas las jugadas que se le escapaban; un gran amigo y un maravilloso apoyo, cuando sus compañeros necesitaban de ayuda él estaba allí dándoles ánimos, estaba tanto en los malos como en los buenos momentos; fue una jugador ejemplar dentro y fuera del terreno de juego, no había acción de este jugador que no fuera aplaudida; en fin, se caracterizó por ser un jugador maravilloso y hombre a carta cabal.
Aquel 9 de julio del año 2011, gracias a Dios tuve la maravillosa oportunidad de ser uno de los miles de testigos televisivos de ese día. El tan ansiado hit llegó en la parte baja del tercer inning, cuando los Yankees perdían 1 por 0 frente a los Rays de Tampa Bay, el lanzador era David Price, el cual llevaba 54 lanzamientos. El inning estaba en tres bolas, dos strikes y un out. Fue el lanzamiento 55 con el cual Derek Jeter conectó un home run y su hit 3.000, además que puso el juego empatado 1-1.
La reacción de los aficionados presentes no fue para menos, el “niño consentido” de la ciudad de Nueva York había alcanzado otra meta más. El Yankee Stadium literalmente se iba a caer, solo se podía sentir la gran emoción que había en el estadio. De igual manera se vieron lágrimas de alegría, desde los familiares del número 2 hasta los más pequeños que fueron testigos de tan hermoso momento, y obviamente los flash de las cámaras no paraban de enmarcar tan precioso hecho.
Luego de que Derek Jeter dio la vuelta al diamante, fue recibido en el home plate por todos sus compañeros para abrazarlo y felicitarlo por su logro alcanzado. Muchos de esos abrazos quedarán como un hermoso recuerdo, tales como el abrazo que le dio su eterno compañero durante 20 años, el gran “Apaga y Vámonos” Mariano Rivera y otro como el que le dio el boricua Jorge Posada; ellos tres empezaron a jugar para los Yankees el mismo año y desde ese momento se hicieron inseparables. Llegaron a formar junto a Andy Pettitte el denominado “The Core Four”, resaltando que ellos tres (Derek, Mariano y Jorge) jugaron toda su vida para los Yankees. Actualmente todos, incluyendo a Andy Pettitte, están retirados del deporte y guardan un precioso lugar en el parque de las placas de jugadores retirados en el Yankee Stadium.
La ovación hacia el Capitán duró alrededor de 10 minutos, los aplausos y gritos no paraban, la gente no quería que entrara al dugout para seguir admirando a uno de sus más grandes jugadores. Este, sin duda, fue un día de fiesta para los fanáticos de los Yankees, para los aficionados del béisbol y para toda la Gran Manzana.
No cabe ni la más mínima duda de que el eterno capitán Yankee tendrá su muy merecido puesto en el Salón de la Fama de Cooperstown, se lo ha ganado y sé que será así. Esperemos que pasen los cinco años reglamentarios después de que un jugador se retira para entrar en las votaciones del Salón de la Fama; él se retiró en el año 2013, así que falta cada vez menos.
¡Los grandes merecen la mayor de las grandezas!
Dayana Cárdenas / @Tweeterologa_.
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