Partidista sí, justiciero no; el Tribunal Supremo de “Justicia” de Venezuela, es el arma más poderosa -más que lo militares- que tiene Nicolás Maduro mientras permanece en el sillón presidencial, es el fusilero de oficio de la legítima Asamblea Nacional; cualquier ley que vaya contra los intereses del partido o de Maduro, es inmediatamente rechazada por la tan odiada Sala “Constitucional”. El TSJ no duda en su descaro y aniquila a la misma Constitución con tal de alargar la permanencia de Maduro en el poder y de acabar con la moral de la Asamblea, cosa que no se ha logrado, puesto que la Asamblea Nacional continúa legislando y ha rechazado las últimas medidas dictadas por el verdugo de Maduro contra dicho poder.
Según sondeos de opinión, el Tribunal Supremo es el poder público que ha ganado más rechazo y desconfianza en los últimos días, la gente lo detesta por su forma de actuar y de obedecer las ordenes del poder; es ese Tribunal un órgano ilegítimo puesto que la elección de sus magistrado ha violado cualquier norma constitucional. Su presidenta, Gladys Gutiérrez, es la que dirige cada ataque, la que recibe y ordena cualquier decisión contra la Asamblea; es llamada por muchos como “La dama negra” por ser ella, quien como supuesta abogada, ha violado la ética de dicha profesión por el interés partidista. La Asamblea Nacional fue electa por el pueblo hasta el 2021, al TSJ no le queda mucho en el poder.
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