El pasado 7 de marzo, la tenista rusa María Sharapova convocó sorpresivamente a una conferencia de prensa en Los Ángeles. Algunos hablaban sobre la posibilidad de un anuncio de retiro, lo que nadie sospechaba, ni siquiera de cerca, era que la ganadora de cinco Grand Slam anunciaría allí haber dado positivo por dopaje en el Abierto de Australia, el pasado mes de enero.
La sustancia consumida por la ex número uno del mundo fue el Meldonium, Meldonio o Mildronate que entró en la lista de prohibidas por la AMA (Agencia Mundial Antidopaje) el 1º de enero de este año, ya que, según el ente: “Es un producto utilizado ampliamente por atletas sin justificación médica y con el único objetivo de aumentar su rendimiento”.
Dicho producto, según expertos, incrementa la resistencia y acorta los tiempos de recuperación tras el esfuerzo físico, por lo que mejora el rendimiento. También protege contra el estrés y mejora la activación del sistema nervioso central. Fue creado en los 70’s en la ya desaparecida Unión Soviética con el fin de ser tratamiento a enfermedades cardíacas. Además, ayuda contra la diabetes y algunos desordenes neurológicos.
Contrario a lo que dice la AMA en su argumentación para prohibir el medicamento, Sharapova si tendría justificación médica para usarlo. En palabras de su abogado, John Haggerty, María “comenzó a tomar el medicamento por recomendación de su doctor, luego de someterse a una serie de exámenes exhaustivos para determinar qué condición le estaba causando estar enferma de manera recurrente" (…) "anomalías en los electrocardiogramas y algunos indicios de diabetes, por lo que le recomendó tomar medicamentos, como el Meldonium”.
En su aparición ante los medios, la estrella de la raqueta razonó en voz propia su implementación del fármaco: "Es importante entender que, durante 10 años, esta medicina no estuvo prohibida y la he tomado de manera legal".
Así como algo puede tardar mucho en construirse también puede tardar muy poco en… destruirse. Y ese algo –en este caso la imagen–, algo tan importante para los deportistas y para cualquier figura pública, ante el más mínimo tambaleo, el más mínimo fallo puede volverse añicos en cuestión de segundos.
En el presente la decepción golpea y en el futuro la duda asalta, los ojos no verán igual de nuevo. Nadie. Habrá que ganarse la confianza una vez más, una difícil tarea. Pero si algo hay que reconocerle a Sharapova, es haber dado ya el primer paso: admitirlo. Hay que ser valiente y ella lo ha sido, tendrá que enfrentar las consecuencias y ella ha dicho que lo hará.
Esas consecuencias no han tardado, compañías del calibre de NIKE, Porsche o TAG Heuer han roto sus contratos de patrocinio con la siberiana. Sin embargo, no todo es malo, hay quienes le dan ese voto de confianza están necesario pero duro de encontrar en estos momentos, HEAD lo ha hecho. La empresa austriaca fabricante de raquetas le brindó respaldo: “Sharapova cometió un error obvio al seguir utilizando la droga después que fue prohibida el 1º de enero, pero no hay evidencia de que la intención de María haya sido mejorar su rendimiento o tratar de sacar una ventaja injusta”, dijo el director ejecutivo de la mencionada marca, Johan Eliasch.
Asimismo, la presunta sanción de 4 años alejada de la canchas de tenis podría verse reducida a dos años si presta una “colaboración sustancial” con respecto a otras investigaciones sobre doping en el deporte blanco.
Soy de los que piensa que todos merecemos una segunda oportunidad, todos merecemos tener la ocasión de enmendar nuestros errores. Una carrera como la de María Sharapova no puede “irse al demonio” así por así nomas; la sustancia apenas fue catalogada como prohibida hace poco, no es alguien reincidente, y desea resarcir el daño… “Me gustaría jugar de nuevo y espero tener la oportunidad de hacerlo”.
Oportunidad que de seguro no solo esperará ella sino también sus aficionados y el tenis en general –luego de cumplir su sanción, como deber, claro está– para demostrarnos lo que es errar, asumir y rectificar.
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